7 errores que no te puedes permitir al hacer un gin tonic

Última actualización: 20.04.24

 

¿Existe el gin tonic perfecto? Esta podría ser la pregunta del millón. Preparar este famoso combinado de ginebra y tónica se ha convertido en todo un arte; cientos de tónicas entre las que escoger, ingredientes exóticos como el cardamomo o las frambuesas y, por supuesto, una variedad infinita de mezclas botánicas. Puede que el gin tonic perfecto exista o no, pero lo que seguro que existen son estos siete errores imperdonables que muchos cometen a la hora de mezclar esta bebida.

 

El gin tonic vivió su propia época barroca, hace no mucho, si te aventurabas a pedir uno de estos combinados, lo más seguro era que te encontraras frente a una larguísima carta de ginebras, sabores de tónica y un sinfín de complementos como las frutas rojas, las exóticas, las especias y hasta las flores silvestres. Lo cierto es que para disfrutar de un buen gin tonic no hace falta tanto, pues en la simplicidad está el buen gusto.

Hoy en día, en cualquier lugar puedes pedir un buen gin tonic, pero, ¿sabrías prepararlo en casa? ¿Eres capaz de hacer un combinado digno del mejor barman? Si te gusta el gin tonic y quieres disfrutarlo en tu casa, es muy importante saber cómo se prepara y, sobre todo, conocer algunos de los errores más comunes que se cometen al prepararlo. Toma nota y aprende de estos fallos, para preparar el mejor gin tonic y sorprender a tus amigos.

 

El hielo

¿Crees que puedes hacer un buen gin tonic con cubitos hechos con agua del grifo? ¡Error! Tampoco es que necesites subir a la montaña para recoger agua de manantial y congelarla, pero sí que es conveniente que los cubitos que utilices en su preparación sean de buena calidad. 

El hielo es importante no solo porque refresca la bebida, sino porque rebaja su contenido alcohólico y, además, puede llegar a variar el sabor. Por ejemplo, el hielo cuando se hace blanco contiene impurezas, como sal o cal, al deshacerse aumenta la presión de la burbuja y hace que el alcohol suba más rápido a la cabeza.

El hielo “de casa”, el de la cubitera, se deshace rápidamente, por lo que el gin tonic no se enfriará y se aguará rápidamente, pero no necesitas hielo de glaciar, te bastará con una bolsa de hielo de la gasolinera o del supermercado. Fíjate en que la superficie del cubito no tenga agujero, ya que de tenerlo el líquido se cuela dentro y lo erosiona más rápidamente. De la misma forma, si la superficie está brillante como un espejo, es que está empezando a descongelarse y, por tanto, ya no te vale. Por supuesto, el hielo debe conservarse lejos de los olores, ya que los absorberá.

La copa

Si el hielo es importante, el cristal no se queda corto. El gin tonic debe servirse en una copa de balón o un vaso ancho y grande, como por ejemplo un vaso de sidra. Al estar en un vaso ancho, el líquido se oxigena y su sabor varía ligeramente. Al mismo tiempo, el gas se eleva y tiene espacio para distenderse, por lo que la bebida no subirá tan rápidamente.

 

No refrigerar las bebidas

A pesar de lo que piensa comúnmente, la ginebra para el gin tonic debe guardarse en la nevera o incluso en el congelador, pues la esencia del gin tonic es que esté bien frío. En este sentido, no hay que temer por los sabores botánicos, ya que por muy fría que esté la ginebra, estos no van a desaparecer.

Al final, el truco para un buen gin tonic, siempre es que tanto la tónica como la ginebra, estén bien refrigeradas.

 

Las medidas

Un error habitual es pedir un gin tonic “cargadito”. Pasarse con la ginebra es uno de los errores que más se cometen, sobre todo entre los jóvenes. Incluso la mejor ginebra (verifica algunas opciones para comprar en este enlace) del mundo, en exceso, puede arruinar un gin tonic.

Aunque la medida dependerá del gusto de cada uno, lo ideal es que la ginebra nunca exceda los 50 o 60 mililitros. Para controlar bien las medidas, lo mejor es contar con un medidor, para que te ayude a encontrar el punto exacto. Sin embargo, una vez hayas hecho tres o cuatro gin tonics de esta forma, seguro que le pillas el truco y serás capaz de calcular la cantidad por ti mismo.

 

Los añadidos

Hace no mucho, al gin tonic había que agregarle de todo: Flores, bayas, pepino, especias, frutas exóticas, vainilla, verduras… Todo valía con tal de hacer el gin tonic más recargado del mundo. Al final, lo único que se logra al cargar de especias y aromatizantes es matar el gusto de la ginebra y de la tónica. 

El gin tonic no tiene que parecer una ensalada, así que, cuanto más sencillo, mejor. El truco de estos ingredientes es reforzar los toques botánicos de la ginebra, no hacer que sepa completamente diferente. Lo mejor, como siempre, un toque cítrico, ya sea de cáscara, rodaja o un twist.

Servir mal la tónica

Las cucharas agitadoras en espiral se han convertido en un fijo en las barras de coctelerías, sobre todo para elaborar el gin tonic. Al echar la tónica sobre la espiral de la cuchara, la burbuja se rompe, dejando escapar casi todo el gas. Para el gin tonic, esto resulta contraproducente, ya que la burbuja de la tónica es esencial para resaltar el sabor de la ginebra.

En lugar de la cuchara, lo ideal es verter la tónica poco a poco o hacerlo utilizando el borde del vaso, como harías con una cerveza. El truco está en que la tónica pierda el mínimo gas posible y que la burbuja no se rompa.

 

Remover demasiado

De la misma forma que verter la tónica sobre la cuchara espiral rompe la burbuja, remover el gin tonic o agitarlo en la mano mientras charlas, hace que se pierda el gas. 

Para que el gin tonic quede bien, hay que remover la ginebra con el hielo, para que se refresque tanto el líquido como el vaso. Una vez se echa la tónica, solo hay que mover un cuarto de vuelta, para que los ingredientes se mezclen, pero nada más. No se trata de un café instantáneo, si el gin tonic se remueve demasiado, la burbuja se rompe y se pierde sabor.

 

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