Tradicionalmente, los vinos sin alcohol no han sido más que zumos de frutas y mostos, cargados de azúcar y con sabores poco parecidos a los del producto que pretenden imitar. Sin embargo, la llegada de los nuevos vinos sin alcohol ha revolucionado por completo el mercado, ofreciendo más opciones para disfrutar de un buen caldo sin nada de alcohol.
Vivimos unos tiempos en los que cada vez son más personas quienes eligen reducir el consumo de alcohol en su día a día. Algo relacionado con un estilo de vida más saludable y también más responsable, cuando de conducir se trata. Una tendencia que los fabricantes han aceptado, ofreciendo cada vez más productos con una cantidad de alcohol reducida o, directamente, sin este compuesto.
El mundo del vino no es ajeno a este cambio en el comportamiento del consumidor. Un aspecto que ha supuesto una pequeña revolución, frente a las opciones más clásicas. Y es que, comparado con los mostos elaborados a base de uva y otras frutas, hoy día encontramos los modernos vinos sin alcohol, fabricados directamente mediante un caldo tradicional y del que se ha eliminado el alcohol.
Precisamente por este origen, es interesante conocer cuáles son las diferencias entre estos nuevos vinos sin alcohol y los productos tradicionales. Te lo contamos todo en nuestro artículo.
Cómo se elabora el vino sin alcohol desalcoholizado
Aunque el resultado final es muy diferente, el origen del vino tradicional y el desalcoholizado es muy parecido. Y es que este nuevo producto se elabora tomando como base el caldo de carácter tradicional, con todo su alcohol, pero también con el sabor, aroma y los demás matices propios de cada variedad.
Por tanto, el proceso de la recogida de la uva, su selección cuidada y el resto de tratamientos previos son los mismos. Lo mismo pasa con los procesos de maduración de la uva, a fin de desarrollar adecuadamente esos sabores y aromas propios de cada variedad y cada caldo.
Sin embargo, a partir de aquí los procesos se separan. Para eliminar el alcohol de este producto, se usan varios métodos, aunque algunos de ellos pueden afectar al sabor final del vino. Es lo que pasa cuando se aplican los sistemas tradicionales basados en calor intenso, que son los habituales en otras bebidas.
Como alternativa, también se emplea, a veces, el proceso de liofilización. En este caso, la idea es usar el frío para eliminar el alcohol, convirtiendo el vino en sólido y eliminando parte del agua y del alcohol por sublimación directa. El problema es que este proceso también puede afectar a los tártaros del vino, que acaban cristalizándose.
Por eso, lo más habitual es aplicar calor, pero sin llegar a niveles que afecten al producto. El proceso se remata mediante una columna de conos rotatorios, que añade el poder del vacío al desalcoholizado y genera así unos mejores resultados finales, tanto en términos alcohólicos como de sabor y aroma.
Ventajas y desventajas de los nuevos vinos sin alcohol
Frente a los vinos tradicionales, los nuevos vinos sin alcohol tienen numerosas ventajas. Una de ellas es que este producto elimina casi por completo el alcohol frente al vino clásico, lo que siempre es una buena noticia.
Otra ventaja es que este caldo cuenta con los sabores y aromas propios de las uvas utilizadas y del resto del proceso propio de elaboración de este producto. Así que si quieres disfrutar de un buen vino clásico, ya es posible hacerlo en su modalidad sin alcohol, pero sin tener que renunciar a sus propiedades.
Al eliminarse el alcohol, también cambia el aporte calórico de cada propuesta. En el caso del vino de siempre, su aporte viene siendo de unas 80 calorías por cada 100 mililitros, derivadas principalmente del alcohol. En el desalcoholizado, la cantidad de calorías se queda en la mitad, de unas 20 a 38 aproximadamente, variando según el grado alcohólico del producto final. Recordemos que, a efectos legales, el vino sin alcohol puede contener hasta 1 grado, así que las 20 calorías mencionadas serían las de un vino 0% alcohol.
Respecto de las desventajas, hay un par de detalles que conviene saber. El primero tiene que ver con el perfil del producto. Aunque se han hecho bastantes avances, todavía se perciben diferencias entre el sabor, el aroma y el cuerpo del vino sin alcohol y del normal, debido al procesamiento del primero. Algo que, seguramente, mejore con el paso del tiempo y el crecimiento del mercado sin alcohol.
El otro inconveniente es el precio. El precio del vino sin alcohol parte desde los 6 euros por botella, que es algo más de lo que cuesta un vino convencional de cierto nivel, sobre todo considerando que los sin alcohol no suelen tener excesiva crianza. Por cierto, es recomendable que, una vez que lo hayas abierto, lo consumas en un máximo de 24 a 48 horas.
Qué variedades podemos encontrar
De la aplicación de los procesos de elaboración que hemos comentado sobre diferentes tipos de uvas, surgen una buena variedad de vinos sin alcohol, que podemos encontrar en tiendas online, como The Blue Dolphin Store. Entre las más utilizadas, se encuentran la uva Cabernet Sauvignon, Ribera o Tempranillo, cuando se trata de vinos tintos. Respecto de los vinos blancos, en ellos se emplean uvas moscatel, mientras que los rosados usan uvas Syrah y la citada Cabernet. Estas variaciones suelen ser las más habituales, aunque es posible que en el futuro se creen nuevas versiones con diferentes uvas.
Respecto de las marcas más destacadas, también hay varias opciones interesantes. Dentro del mercado español, tenemos la gama Natureo de Bodegas Torres, así como la gallega Lussory o Win, de Ribera del Duero. En cuanto a las internacionales, propuestas como Oddbird o Sinzero son alternativas interesantes.
Lo que no vas a encontrar, de momento, son vinos específicos, tales como los crianza o los gran reserva. Algo razonable debido a la inversión que requieren este tipo de vinos, tanto en tiempo como en recursos. De todos modos, es algo que seguramente cambie con el paso del tiempo. Mientras tanto, sí puedes disfrutar de otras variedades interesantes, como los vinos frizzantes sin alcohol.
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