¿Cuál es el origen de la cerveza?

Última actualización: 25.04.24

 

La cerveza es una de las bebidas más tradicionales en todo el mundo. Un producto que no solo ha resistido el pasar de los tiempos, sino que sigue sumando cada vez más bebedores. No es algo extraño, dado que esta bebida lleva muchos años entre nosotros.

 

Cada español consume una media de unos 50 litros de cerveza al año. Un dato que demuestra la amplia penetración que esta bebida tiene en nuestro país. No obstante, lo cierto es que no es algo exclusivo de España, ya que la cerveza está presente en todo el mundo desde tiempos inmemoriales. Si no sabes cuándo se inventó la cerveza y de dónde procede, aquí encontrarás todas las respuestas.

 

Quién inventó la cerveza

Para saber dónde se inventó la cerveza, tenemos que viajar en el tiempo y en el espacio. En el tiempo hasta el año 4.000 antes de Cristo. Y en el espacio, para desplazarnos a la antigua región de Mesopotamia, situada en lo que hoy es Oriente Medio. De aquí proceden los primeros restos arqueológicos que hablan de la cerveza, cuya receta aparece en una tablilla encontrada en una excavación arqueológica. Respecto de quién inventó la respuesta, lo cierto es que la cuestión es más compleja, pues no hay datos claros al respecto.

Lo que sí está claro es que su invención fue debida a un accidente. Cuenta la historia que alguien mezcló agua con cereales y, pasado un tiempo de fermentación, comprobó como esa particular mezcla se convertía en una agradable bebida alcohólica. De aquí tomarían la receta los sumerios, que contaban con una deidad específica para la cerveza. Esta se elaboraba introduciendo panes de cebada muy especiados en tinajas de agua, que se dejaban fermentar.

 

La cerveza egipcia

Aunque los sumerios pusieron las primeras piedras en el mundo de la cerveza, lo cierto es que fueron los egipcios quienes convirtieron a esta bebida en un bien de primera necesidad. De hecho, la cerveza formaba parte de la dieta básica de la población, especialmente de las clases más modestas. Estos ciudadanos la bebían con la misma afición con la que los ricos disfrutaban del vino.

En este periodo, se consume una cerveza de cebada que es algo más parecida a la que consumimos hoy día. Además, este es el primer periodo en el que la fabricación de cerveza se realiza de forma masiva, llegando a producirse unos 4 millones de litros al año durante el mandato de Ramses II. Tal era el coste al que llegó la cerveza que, en ocasiones, era necesario cambiar la cebada por trigo de espelta. De hecho, esa cebada también llegó a usarse como moneda.

Las cervezas griegas y romanas

La llegada de estas dos culturas supuso un paso atrás en el consumo y producción de la cerveza. Tanto Grecia como Roma consideraban la cerveza como una bebida de bárbaros, quedando arrinconada frente al amplio consumo del vino, predominante en estas culturas.

Precisamente serán estos pueblos bárbaros los responsables de mantener el consumo de cerveza vivo hasta la Edad Media, en la que el imperio de Carlomagno, allá por el siglo IX, devolverá a esta a la primera línea. Justo al final de esta época, en el siglo X, se empiezan a usar plantas para aromatizar la cerveza, descubriéndose también un elemento clave con el que se hace la cerveza en nuestros días: el lúpulo.

 

La edad moderna

El descubrimiento del lúpulo supuso pingües ingresos para la iglesia que, hasta mediados del siglo XV, controlaba su tráfico. Sin embargo, este ingrediente era ideal para que la cerveza desarrollase más cuerpo y durase más tiempo. Este monopolio no duraría mucho, dado que la ley de pureza Bávara, de 1516, establecería las normas de la elaboración de la cerveza y “liberaría” el comercio del lúpulo. No obstante, los monjes seguirían innovando en la elaboración de la bebida, con la aparición de la variedad Lager en 1599.

La era industrial

Curiosamente, desde ese lejano siglo XVI no hubo muchas novedades hasta la llegada de la revolución industrial. En 1842, se crea la cerveza pilsen, elaborada en la región del mismo nombre, en un tiempo en el que se procede a industrializar el proceso de elaboración de la cerveza. Las nuevas máquinas hacen mucho más fácil la producción en masa y, gracias a las nuevas redes de transporte, también es posible llevar esas cervezas a cualquier parte del mundo en condiciones óptimas. Ideal para que los más cerveceros disfrutasen de su “rubia” favorita en casi cualquier parte.

 

Vuelta al pasado

El último capítulo de nuestra historia, por ahora, arranca en 1970 y concluye en nuestros días. Hablamos de las nuevas tendencias de la cerveza. Una de ellas es la recuperación del sistema artesano tradicional, que se erige en respuesta a cómo se hace la cerveza hoy día, mediante métodos industriales. Son muchas las empresas que se dedican a fabricar cerveza a la manera tradicional, sin aplicar los procesos industriales habituales. Un movimiento interesante para descubrir los sabores de antaño, aunque con la seguridad de las tecnologías actuales.

Otra novedad es la que afecta a de qué está hecha la cerveza. La fórmula tradicional de agua, cebada y lúpulo ahora tiene miles de variantes, que ofrecen sabores diferentes e igual de atractivos. Entre estos productos se encuentran las cervezas IPA o India Pale Ale. Esta cerveza inglesa había desaparecido hace años, pero hoy día vuelve a estar de moda. Lo mismo pasa con las cervezas de trigo, que suponen una alternativa interesante a los productos elaborados con cebadas, o bien a las cervezas aromatizadas, que usan todo tipo de especias e ingredientes para darle un toque diferente al producto final. Una gran noticia para quienes buscan alternativas a la birra de siempre.

 

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